10 nov 2025
Ahorro en coches eléctricos: la guía definitiva sobre las ventajas económicas de la movilidad de cero emisiones
Guía completa y actualizada de los beneficios económicos del coche eléctrico: comparación de costos reales, incentivos, carga inteligente y combinación con energía solar fotovoltaica para un ahorro concreto y duradero.
El coche eléctrico se ha convertido en una realidad concreta de la movilidad moderna. En Italia y Europa, cada vez más automovilistas están abandonando los motores de combustión para pasarse al eléctrico, motivados por una combinación de factores: incentivos generosos, costes de gestión reducidos y una creciente conciencia hacia la sostenibilidad ambiental. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿cuánto se ahorra realmente con un coche eléctrico?
La respuesta no se limita al precio del llenado. El ahorro proviene de un conjunto de elementos —carga, mantenimiento, impuestos, seguros e incentivos— que, en su conjunto, hacen del eléctrico una elección más inteligente a largo plazo.
El costo real de posesión: una inversión que se amortiza con el tiempo
El primer paso para evaluar el ahorro de un coche eléctrico es considerar el costo total de posesión, también conocido como Total Cost of Ownership (TCO). A diferencia de un coche de gasolina o diésel, el vehículo eléctrico tiene un precio inicial ligeramente superior, pero con el tiempo recupera ampliamente la diferencia gracias a los menores costes de gestión.
En 2025, los incentivos estatales italianos para la compra de un coche eléctrico llegan hasta 11.000 euros para quienes tienen un ISEE por debajo de los 30.000 euros y desguazan un coche viejo, o 9.000 euros para ISEE hasta 40.000 euros. Estos contribuciones reducen significativamente el gasto inicial, haciendo que muchos modelos eléctricos sean comparables en precio a las versiones de gasolina o híbridas.
Un eléctrico de segmento medio puede así pasar de un precio de lista de 35.000 euros a cerca de 24.000 euros efectivos, situándose en la misma franja que un compacto térmico. Y una vez comprado, el ahorro comienza a crecer con cada kilómetro recorrido.
Carga doméstica: el llenado más económico de siempre
Cargar un coche eléctrico en casa es la solución más económica y conveniente. Con una tarifa media residencial de 0,25–0,30 €/kWh, un coche que consume aproximadamente 15 kWh cada 100 km requiere solo 4 o 5 euros para recorrer la misma distancia.
En comparación, un coche de gasolina con un consumo de 6 litros/100 km y un precio del carburante de aproximadamente 1,90 €/l gasta más de 11 euros por 100 km. Esto significa un ahorro superior al 50% en cada llenado.
En un año, para un automovilista que recorre 15.000 km, el gasto energético puede bajar a menos de 750 euros, frente a más de 1.600 euros de gasolina o diésel. Quienes disponen de un sistema fotovoltaico se benefician aún más: si cargan durante el día con energía solar autoproducida, el costo por kilómetro puede llegar casi a cero.
Muchos propietarios de coches eléctricos instalan un wallbox doméstico —un cargador inteligente que permite establecer horarios y límites de potencia— y aprovechan las horas nocturnas para recargar con tarifas más bajas.
Carga pública: costes y ventajas
Cargar fuera de casa es más caro, pero sigue siendo competitivo respecto a los combustibles tradicionales.
Las tarifas de los puestos de carga públicos en Italia en 2025 oscilan en promedio entre:
0,65 y 0,69 €/kWh para puestos de carga AC hasta 22 kW;
0,72 y 0,89 €/kWh para cargas rápidas DC.
Con estas tarifas, un llenado de 50 kWh cuesta entre 35 y 40 euros, suficientes para recorrer aproximadamente 500–600 km. También en este caso, el gasto se mantiene inferior a los 70–80 euros que se necesitarían para cubrir la misma distancia con un coche de gasolina.
Algunos operadores como Enel X, Be Charge y Duferco ofrecen planes de suscripción o paquetes mensuales que reducen sensiblemente el coste por kWh. En horario nocturno o con cargas programadas, el ahorro puede superar el 30%.
Mantenimiento: menos componentes, más ahorro
Un coche eléctrico no tiene cambio, embrague, bujías o filtros de combustible. Y esto marca una gran diferencia.
El motor eléctrico contiene menos de 20 componentes en movimiento, frente a los casi 2.000 de un motor térmico. Menos partes mecánicas significa menos fricciones, menos averías y menos mantenimiento.
Las principales partidas de gasto para el mantenimiento ordinario se refieren a:
Neumáticos y filtros de habitáculo;
Líquido de frenos y controles de seguridad;
Verificación periódica del sistema de carga y software.
La frenada regenerativa, que recupera energía durante la deceleración, reduce el desgaste de los frenos hasta el 70%.
Según las estimaciones del Politécnico de Milán y del ADAC alemán, el mantenimiento de un coche eléctrico cuesta del 35 al 40% menos que un vehículo de gasolina.
A largo plazo, hablamos de un ahorro de aproximadamente 2.000 euros cada 100.000 km recorridos.
Impuestos y seguros: incentivos que marcan la diferencia
Una de las ventajas menos consideradas pero más relevantes concierne a los impuestos y las pólizas de seguros.
Casi todas las regiones italianas ofrecen exención total del impuesto de circulación durante 5 años, seguida de una reducción del 75% en los años siguientes.
En muchas ciudades, los propietarios de coches eléctricos pueden acceder libremente a las ZTL, aparcar gratis en las zonas azules y beneficiarse de ventajas para el estacionamiento.
También las compañías aseguradoras están premiando la movilidad sostenible con descuentos de hasta el 30% en las pólizas RC Auto para vehículos eléctricos.
Sumando todo, el coste de gestión anual de un eléctrico puede bajar a menos de 1.000 euros, frente a los 2.000–2.500 euros en promedio de un coche de combustión.

Carga inteligente: el secreto del ahorro diario
La tecnología de los coches eléctricos no solo concierne a la batería, sino también a la gestión de la energía.
Las wallbox modernas permiten recargar de forma inteligente y dinámica. Estableciendo la recarga en las horas de tarifa reducida o en sinergia con el sistema fotovoltaico, es posible ahorrar hasta el 30% en la factura eléctrica.
Con la función de Load Balancing, la instalación doméstica regula automáticamente la potencia para evitar sobrecargas, distribuyendo la energía entre los diversos electrodomésticos. Esto no solo optimiza los consumos, sino que alarga la vida de la batería y reduce los desperdicios.
Las soluciones de nueva generación, como las propuestas por Daze, permiten además monitorizar en tiempo real los consumos y programar la recarga solo cuando la energía es más económica o producida en autonomía.
Coche eléctrico y fotovoltaico: una combinación ganadora
La combinación entre instalación fotovoltaica y coche eléctrico representa la forma más completa de ahorro energético.
Una instalación de 6 kW puede generar aproximadamente 7.500 kWh al año, suficientes para recorrer más de 40.000 km con un coche eléctrico de eficiencia media. Quienes recargan principalmente durante el día, durante la producción solar, pueden prácticamente anular el coste de la movilidad.
Combinando una batería de acumulación doméstica, la energía producida durante el día puede ser almacenada y utilizada por la noche, garantizando casi total independencia de la red.
En perspectiva, la difusión de las tecnologías V2G (Vehicle-to-Grid) permitirá devolver energía a la red, generando un retorno económico adicional para los propietarios.
Los incentivos 2025: un impulso decisivo
El 2025 es un año clave para la movilidad eléctrica en Italia. El nuevo esquema de incentivos prevé contribuciones de hasta 11.000 euros para quienes desguazen un vehículo viejo y posean un ISEE inferior a 30.000 euros, y hasta 9.000 euros para franjas superiores.
En ausencia de desguace, la contribución permanece de todas formas en 6.000 euros. A estos se suman bonos para la compra e instalación de puntos de carga domésticos, cubiertos hasta el 80% del gasto.
El programa será válido hasta el 30 de junio de 2026, con fondos dedicados a particulares y empresas.
En algunas regiones y ciudades, como Lombardía, Piamonte y Emilia-Romaña, se prevén además incentivos locales adicionales para vehículos eléctricos e infraestructuras de carga.
Duración y valor de la batería: una certeza en el tiempo
Uno de los miedos más comunes concierne a la duración de la batería. Pero la realidad es mucho más tranquilizadora.
Las baterías modernas utilizan celdas de iones de litio o litio-hierro-fosfato con una vida útil media de más de 300.000 km.
Los fabricantes ofrecen garantías de 8 años o 160.000 km, pero los datos reales muestran que muchas baterías mantienen más del 80% de la capacidad incluso después de 10 años de uso.
En base al Reglamento (UE) 2023/1542 sobre baterías, la Unión Europea introducirá el Pasaporte Digital de Batería, un documento electrónico que contendrá información fundamental como la composición, el origen de los materiales y las prestaciones de las baterías para vehículos eléctricos y de uso industrial.
Este sistema, que se volverá obligatorio a partir de febrero de 2027, tiene el objetivo de mejorar la trazabilidad y la transparencia a lo largo de todo el ciclo de vida de las baterías, facilitando así la reutilización, la regeneración y el reciclaje.
La mayor disponibilidad de datos certificados podrá en el futuro favorecer un mercado de segunda mano más transparente y confiable, permitiendo evaluar de manera más precisa el estado de salud y el potencial residual de las baterías.
Comparativa a largo plazo: el eléctrico gana en distancia
Sumando los costes de carga, mantenimiento e impuestos, un coche eléctrico permite ahorrar entre 800 y 1.200 euros al año respecto a un vehículo tradicional.
Después de cinco años, el ahorro medio supera los 5.000 euros, y en diez años puede llegar a más de 10.000 euros. A esto se suma la ventaja ambiental: cada 100 km recorridos se evitan aproximadamente 15 kg de CO₂, equivalentes a más de 2 toneladas al año para un automovilista medio.
Con el tiempo, por lo tanto, el coche eléctrico no solo se amortiza por sí solo, sino que contribuye de manera concreta a la reducción de emisiones.
Coches eléctricos empresariales: ahorro fiscal y operativo
Para las empresas, el paso a lo eléctrico es aún más conveniente.
Las flotas empresariales se benefician de:
deducibilidad fiscal de hasta el 100% de los costes de compra y gestión;
reducción del IVA en la energía eléctrica;
costes operativos inferiores del 55% respecto a los diésel (fuente: Motus-E).
Las empresas que invierten en infraestructuras de carga pueden además acceder a contribuciones estatales y fondos PNRR, acelerando el retorno de la inversión.
Desmitificar los mitos sobre el ahorro eléctrico
A pesar de los datos concretos, persisten algunos mitos por aclarar:
“Cargar cuesta lo mismo que poner gasolina.”
Falso: incluso usando puestos de carga rápida, el coste medio por 100 km sigue siendo inferior al 40% respecto al combustible.
“Las baterías se degradan rápidamente.”
Las baterías modernas pierden solo el 2-3% de capacidad al año y duran más de diez años.
“El mantenimiento es más complicado.”
Es lo contrario: la ausencia de componentes mecánicos reduce notablemente las intervenciones y averías.
“No compensa sin fotovoltaico.”
Incluso sin sistema solar, la carga doméstica nocturna es mucho más económica que la gasolina.
Un ahorro que va más allá de la economía
El ahorro con un coche eléctrico es real, tangible y duradero. Desde la reducción de los costes de carga hasta el mantenimiento más sencillo, desde los incentivos estatales hasta las ventajas fiscales locales, cada aspecto juega a favor del eléctrico.
La inversión inicial se amortiza con el tiempo y, con la evolución de las tecnologías de carga y producción energética, las ventajas económicas están destinadas a aumentar.
Elegir hoy un coche eléctrico significa no solo gastar menos, sino conducir hacia un futuro más limpio, eficiente y consciente. Un futuro donde la movilidad y la sostenibilidad se mueven en la misma dirección.
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